El volumen número 39 de la Colección de Estudios Sociales de la Obra Social la Caixa analiza en qué medida la desigualdad y el origen socioeconómico de los individuos afecta a sus resultados en todas las etapas educativas y concluye que la educación preescolar es una etapa formativa decisiva, que influye directamente en los resultados futuros de los niños en competencias básicas, sea cual sea su origen socioeconómico.
Desigualdad, educación preescolar y competencias
Según indica el estudio realizado por investigadores de la Caixa, el acceso a una educación preescolar beneficiaría hasta dos veces más a los hijos de las familias más desfavorecidas, pues mejora los resultados en competencias básicas que se adquieren después, como la comprensión lectora.
Si la media en comprensión lectora en los países que se analizan está en torno a los 540 puntos, por cada año adicional de asistencia a la educación preescolar la comprensión lectora en primaria aumenta, de media, entre 4 y 7 puntos.
Los hijos de las familias más desfavorecidas, candidatos en mayor medida al fracaso escolar a medio y largo plazo, son los que más se beneficiarían de la inversión en educación preescolar de calidad. Como señalan los autores, en muchos casos se trata de niños cuyos padres no invierten tanto tiempo en actividades con contenido pedagógico, por lo que el sistema educativo compensa especialmente la menor cantidad y variedad de estímulos que se reciben en el entorno familiar.
Desigualdad y calidad de la enseñanza
El informe indica que los sistemas educativos en los que la educación preescolar está estandarizada, los hijos de padres de alta formación obtienen beneficios menores de su participación en la educación infantil que los hijos de padres de formación baja. En cambio, si no hay estandarización, los que más provecho logran de la educación infantil son los niños de origen acomodado.
Esto, como señalan los autores del artículo publicado en la Colección de Estudios Sociales de la Obra Social la Caixa, está directamente relacionado con la calidad de la enseñanza: si no se garantizan unos niveles mínimos de calidad en el sistema preescolar, se imponen los efectos de la segregación residencial (los niños privilegiados comparten centro con otros niños privilegiados) y la elección estratégica de los centros de educación infantil, que beneficia a las familias más acomodadas.
En España, solo el 20 % del rendimiento escolar en primaria y secundaria está relacionado con el centro donde se estudia, es decir: en torno a la quinta parte de los resultados de los estudiantes están determinados por el centro escolar al que asisten. En los demás países de la OCDE existen mayores diferencias entre colegios.
Un factor externo que influye directamente en la trayectoria educativa es la disminución de la renta de las familias desaventajadas. Una disminución de 5 puntos porcentuales en la evolución del PIB entre un año y otro está asociada a una reducción de entre 8 y 10 puntos en las expectativas educativas de los estudiantes.
Desigualdad en la vida adulta
Según el estudio, la desigualdad educativa por origen social alcanzaría su máximo nivel en la escuela primaria, y desciende levemente en secundaria antes de caer de forma drástica en la educación universitaria, para despuntar después, nuevamente, en la vida adulta.
Las competencias están distribuidas de forma más igualitaria entre los jóvenes. La diferencia de resultados entre dos jóvenes con las mismas características, excepto que uno tuviera una educación obligatoria o menos y otro una educación universitaria, es de 50 puntos sobre 400. En cambio, entre los más mayores esta distancia es de casi 60 puntos. En otras palabras, los títulos educativos hoy se traducen en competencias en menor medida que en el pasado.
En todos los grupos de edad, el origen social de los padres es un determinante de los conocimientos propios. Es decir, la desigualdad según el origen social tiene un efecto indeleble que es visible incluso entre los mayores.
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