El Espacio Fundación Telefónica de Madrid acoge hasta el 31 de diciembre la exposición Gila al aparato, que homenajea a uno de los más grandes humoristas del siglo XX de este país.
No se trata de una muestra sobre la vida de Gila, sino en cómo innovó en los diferentes ámbitos profesionales en los que estuvo involucrado, imprimiendo un sello de novedad y calidad en todo aquello que iniciaba.
Gila, innovador del humor
El madrileño Miguel Gila Cuesta, nacido en 1919 y fallecido en 2001, se dedicó al mundo de la actuación, el humor y la ilustración, concretamente de viñetas. Proveniente de una familia humilde y sin acceso a la cultura, supo transformar las realidades tristes que le tocó vivir.
Sus comienzos se dieron en la radio, donde hacía programas de humor, crítica, para niños e, incluso partidos de fútbol, pero son los primeros los que más triunfan entre el público.
Uno de sus trabajos más importantes lo desarrolló en La Codorniz, un semanario de humor muy conocido en su época, así como en Hermano Lobo. En ellos publicaba viñetas de personajes con mensajes sorprendentes, algunas veces sutiles, otras brutales y muy directos.
Los monólogos de Gila
Pero, si por algo va a ser recordado Miguel Gila es por sus monólogos vestido de soldado o con boina, camisa roja y teléfono en mano, su gran compañero (aunque no el único, ya que también actuó con Tony Leblanc o Mary Santpere).
Su primer repertorio constaba de tres monólogos: el de la guerra, uno el que contaba sus experiencias como gánster en Chicago en la banda de Al Capone y el más novedoso y surrealista, la historia de su vida: “Cuando yo nací, mi madre no estaba en casa”. Fue el comienzo de un humor nuevo, en el límite de la realidad y el absurdo, en el que había mucha carga crítica contra la guerra, la violencia, el maltrato animal, la pobreza y la desigualdad.
La exposición de Fundación Telefónica dedica también una parte a la faceta de escritor de Gila: su obra teatral La Pirueta, co-redactada junto a su mujer, Dolores Cabo, y alejada del humor; y su poesía, aunque su primera obra de poemas, Chapuzas, no llegó a llevarse a cabo.
Debido a las medidas de seguridad para evitar el contagio de Covid-19, para asistir a esta y otras exposiciones de Fundación Telefónica es necesario reservar entrada con antelación. Si te interesa, puedes hacerlo pinchando aquí.
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