La creciente preocupación por la llegada del coronavirus a España ha supuesto para algunos delincuentes el caldo de cultivo idóneo para adecuar y perfeccionar sus métodos de estafa. Desde el phishing hasta las pseudoterapias, todos quieren sacar su tajada.
Estafa de las recomendaciones por Whatsapp
El Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil (GDT) ha advertido de una nueva estafa a través de Whatsapp en la que los ciberdelincuentes se hacen pasar por el Ministerio de Sanidad para “dar supuestas recomendaciones contra el coronavirus”.
El mensaje incluye un enlace que dirige a una página web en la que dicen que venden mascarillas y así es cómo se produce la estafa aprovechándose del miedo de la ciudadanía. La recomendación es ignorarlo por completo y no clicar bajo ningún concepto en dicho enlace.
Más ciberdelitos sobre el coronavirus
El coronavirus está siendo excusa también para algunos ciberdelincuentes que pretenden robar credenciales de correos electrónicos. ¿Cómo lo hacen? Enviando emails que parecen provenir de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), todo un emblema en medicina y epidemiología de Estados Unidos.
Para abrir el contenido de estos emails, como viene siendo habitual en los delitos de phishing, se piden el nombre de usuario y la contraseña de quien quiera acceder. Es fácil saber que se ha sido objeto de una estafa porque en seguida se puede comprobar que no hay información que ver, pero por si acaso, mejor no picar. Y si ya se ha caído, se ha clicado y se ha dado la contraseña, es imprescindible cambiar la contraseña del correo que hayamos proporcionado.
El coronavirus está presente, además, en archivos maliciosos que parecen pdf o docx con contenido sobre síntomas y sistemas de protección frente a la enfermedad, que contienen troyanos capaces de ejecutar procesos, seguir las acciones del usuario, capturar imágenes a través de la webcam, borrar los discos duros, robar información bancaria, etc.
Pseudoterapias para el coronavirus
Los pseudoterapeutas, que se han instruido en charlas motivacionales y muchos libros de autoayuda, suelen creer a pies juntillas la mala traducción de la palabra china “crisis”, ‘wēijī‘, que, por supuesto, no significa “oportunidad”. Ellos más que nadie se nutren de las inseguridades y los temores más profundos de las personas en relación con la enfermedad y la muerte para venderles sus productos y terapias milagrosos con los que no saldrá la enfermedad, pero sí mucho dinero de los bolsillos.
Desde la clásica recomendación de abuela de usar el ajo como método de protección (aumentando hasta en un 30% sus ventas estos días) hasta falsos remedios como el MMS, un compuesto de clorito sódico, derivado de la lejía que la Agencia Española de Medicamentos prohibió en el año 2010, los bulos del coronavirus se extienden cada vez más por todas las redes sociales.
Flores de Bach, reiki, vitaminas, meditación… un gran número de remedios pseudocientíficos se publicitan estos días a pesar de no tener ninguna validez ni rigor científico contra la epidemia. Incluso bromas como que la cocaína protegía frente al virus han tenido que ser desmentidas por las autoridades sanitarias porque muchos incautos se lo estaban creyendo, o se lo querían creer.
Desde este humilde blog os invito a contrastar toda la información que veáis y a lavaros mucho y muy bien las manos, a toser en la flexura/sangradura/fosa del codo (¡qué de nombres tiene esa zona corporal y qué poco uso les habíamos dado hasta ahora!) y a mantener, siempre que podáis, una distancia prudencial en los sitios públicos, que hasta ahora han demostrado ser lo más eficaz para prevenir el contagio.
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